Transoxiana 2 - Junio 2001 |
En la evolución histórica del concepto de enfermedad la pregunta sobre su naturaleza se ha hecho probablemente desde los inicios de la vida humana.
En Mesopotamia, aproximadamente a mediados del 4° milenio a. C., época donde se produce la revolución urbana y aparece la escritura, se concebía la enfermedad como proceso natural, aunque paralelamente se le atribuían motivos mágico-religiosos, que eran los que predominaban.
La revolución científica y filosófica en Grecia durante el siglo VI a.C. tenía, entre sus antecedentes, no sólo los mitos, cosmogonías e ideas precientíficas de sus predecesores griegos, sino también los conceptos y la experiencia práctica acumulada en más de 2000 años de civilización mesopotámica y egipcia, especialmente de ésta última en lo que concierne a medicina, en la que la transmisión de los conceptos se operó en forma sistemática. Esto se entiende si se tiene en cuenta que los médicos egipcios tenían un gran prestigio en el mundo antiguo.
Algunos de sus aportes fueron, por ej., un Tratado de Anatomía y Fisiología que figura en el Papiro de Ebers, donde se menciona la "teoría de los vasos" (Jean Yoyotte), una técnica mística de curación basada en el ayuno (incubación) (Baines y Malek), plegarias, aislamiento, sueños y hasta algunas drogas; también exhibe buena parte del conocimiento botánico y algo importante como el "concepto natural de enfermedad", que representa la cumbre de la corriente médica empírico-racional de los egipcios.
No era una escuela de pensamiento que se oponía a los conceptos mágico-religiosos, ya que no descartaba ninguno de los otros métodos. Era común que un solo individuo interviniera en dos métodos simultáneamente.
En Mesopotamia, las interpretaciones de los fenómenos biológicos complejos no fueron más que suposiciones basadas en observaciones muy sagaces. El problema principal que impidió a los hombres de ese lugar avanzar en ciencias naturales y en medicina con el ritmo acelerado que lo hicieron en otros aspectos de las ciencias fue la ausencia casi completa del método experimental.
Entre los diferentes miembros de las sociedades más primitivas siempre ha habido médicos, o sus equivalentes, pero los beneficios que les han procurado a los enfermos dependieron de observaciones empíricas y de los extraordinarios poderes de recuperación del organismo humano
La procedencia del pueblo sumerio se pierde en los tiempos, y aunque se postularon diversas teorias sobre sus orígenes, no hay hasta ahora elementos suficientes que permitan conocerla. Los primeros asentamientos humanos en Mesopotamia se remontan a unos cien mil años y se encontraron vestigios de ellos en las laderas de las montañas del norte de Irak.
Durante el primer período de aproximadamente 6000 años estos pobladores vivían aislados formando pequeños grupos concentrados en campamentos o cavernas, fabricando rudimentarios utensilios de madera o hueso con los que, probablemente, cazaban.
Entre los años 5000 a 4500 a.C. (datación que se realizó en excavaciones usando el método del carbono 14), aparecieron los primeros poblados compuestos de chozas de barro y zarzo (Woolley 21, p.3), comenzando los incipientes progresos que tenían que ver con la desecación de la región baja, cercana al Golfo Pérsico, y que les permitía mayores posibilidades de asentamiento. Comienzan a cultivar el suelo, a domesticar animales, trabajan el metal (cobre) y se organizan en sociedades, al mismo tiempo que comienza el proceso edilicio (templos y edificios públicos). En el aspecto artístico es interesante mencionar el estilo de las formas y la delicada cerámica pintada. Esta cultura alcanza su apogeo en la época de El Obeid, hacia el final del 5° milenio a. C.
Se sabe que se asentaron en tres oleadas sucesivas: la primera corresponde al período de Ubaid, alrededor del 4000 a.C.; la segunda correspondiente al Período Uruk, durante el 3500 y 3100 a.C.; y la tercera correspondiente al Período Djemdet Nasr, durante los años 3100 al 2900 a.C. aproximadamente. En las dos últimas épocas se produce la revolución urbana. Se incrementan las construcciones y las riquezas, y aparece la escritura.
Es interesante destacar la unidad cultural de estos pueblos en el transcurso de las tres oleadas, lo que hace pensar que se trataría de un solo pueblo con una misma lengua, religión y cultura. La población se distribuyó en pequeñas ciudades-estado, agrupadas en torno a una ciudad capital fortificada y rodeada de murallas. En su centro se encontraba el palacio, morada del soberano terrestre que gobernaba y representaba a la divinidad. El templo y el palacio albergaban también a las escuelas, y a su alrededor se establecían las casas, los comercios, depósitos y graneros.
No faltaron en éste período los conflictos por la hegemonía entre las ciudades-estado. Al final de estas rivalidades, todo el país de Sumer se hallaba sujeto al gobierno de un monarca único: Lugalzaggisi. Pero los que establecieron el primer Imperio fueron, en realidad, los Semitas, quienes se fueron infiltrando entre el pueblo sumerio, especialmente en el país de Akkad.
Hacia el año 2300 a.C., Sargón de Agadé tomó el poder de Sumer y otras ciudades y se inició un nuevo período llamado de Akkad o de Agadé que duró más de dos siglos, constituyendo el Primer Imperio semita mesopotámico.
Uno de los factores que desempeñan un papel importante en el carácter de una civilización es el medio ambiente. Para el hombre mesopotámico el cosmos tenía una periodicidad, una regularidad marcada por la sucesión de las estaciones, el curso del sol, de la luna, la ubicación de las estrellas, etc. Pero el espacio geográfico presentaba elementos fuertes y violentos. Los dos ríos, el Tigris y el Éufrates tenían características imprevisibles, ya que podían destruir diques y arrasar cosechas enteras. Los fuertes vientos sofocaban a los hombres y las torrenciales lluvias convertían el suelo firme en una tierra donde el lodo impedía moverse naturalmente. De esto se puede deducir que el hombre se sentía insignificante ante la naturaleza imponente y poderosa y no intentaba siquiera oponerse a sus fuerzas.
El hombre se dio cuenta de sus pocas posibilidades. Consideró al orden universal como una integración de voluntades cósmicas individuales, semejantes al Estado (Jacobsen 6, pp. 267-270). La lucha contra las fuerzas de la naturaleza era constante e implacable, de manera que necesitó desarrollar al máximo su poder de creatividad para poder sobrevivir. Pero a pesar de estas condiciones del clima y del suelo tenían la posibilidad de utilizar para el cultivo un suelo arcilloso, cruzado por ríos que pronto canalizaron para la utilización del agua.
Los Sumerios llegaron a Mesopotamia con un sistema religioso perfectamente conformado y que no modificó sus puntos esenciales. El lenguaje religioso era esencialmente mítico y tenía diversas concepciones respecto de las cosmologías y la teogonía. Fue desde el principio politeísta, no pudiendo demostrarse en ninguna época tendencias monoteístas. Aceptaban divinidades celestiales y también infernales. El hombre era por naturaleza religioso, y por lo tanto sentía a los dioses muy próximos a él, manteniendo un permanente contacto a través de los cultos a las imágenes estatuarias.
En cuanto a la actitud del hombre frente a lo que lo rodeaba, consideraban que cada fenómeno natural se personificaba en diferentes grados y que cada uno de ellos tenía una personalidad definida, es decir, era algo vivo, aunque tenían plena conciencia de la diferencia entre las cosas y los seres y la magnitud de sus poderes. El mal y el sufrimiento eran aceptados como una realidad y oraban pidiendo piedad a sus dioses.
En el texto de Mircea Eliade "El Mito del Eterno Retorno" hay un interesante capítulo que habla de las "desdichas" y de la "normalidad"del sufrimiento en el hombre arcaico, y hace una interesante pregunta: Cómo sufría los padecimientos, las calamidades que le tocaban vivir a cada individuo? Pero vivir en el sentido real, no ya con la mentalidad mítica, la de los arquetipos, donde a través de ritos y ceremonias periódicas conseguía anular el Tiempo, aunque no por eso dejaba de ser consciente de los ritmos cósmicos. Lo cierto es que su "padecimiento" tenía un sentido, respondía a un orden cuyo valor no era discutido Ante la enfermedad o ante un desastre natural, sabía que esas circunstancias no eran producto del azar, sino más bien consecuencias sobrenaturales para las cuales el sacerdote, el exorcista o el mago disponía de los elementos necesarios para combatirlas.
En Mesopotamia prevaleció la idea de la introducción de un espíritu como causa de muchas enfermedades. Tal es así, que de acuerdo al lugar donde aparecía la enfermedad, le correspondía un espíritu diferente. Esto parecería una clasificación, una especialización como las que existían entre los egipcios, ya que distintos médicos trataban la enfermedad según el órgano o la zona enferma (Baines y Malek). Para liberarse de estos malos espíritus o demonios (Utukku, L. 577) era necesario practicar toda clase de exorcismos, pronunciando fórmulas que era necesario llevar a cabo y que consistían en purificaciones, sacrificios y penitencias. Al respecto, es interesante citar como ejemplo, una plegaria extraída del libro de Ruy Pérez Tamayo, "El concepto de enfermedad":
"El hombre de Ea soy yo / El Mensajero de Marduk soy yo / El gran dios Ea me ha enviado para revivir a este enfermo / Él ha agregado su magia pura a la mía / ... / Él ha agregado su plegaria pura a la mía / El destructor de los miembros / que se encuentra dentro del cuerpo de este enfermo / Tiene el poder de destruirlo / Pero por la palabra mágica de Ea (Enki) / debe salir de su cuerpo y huir ya".
A las fórmulas de este tipo se agregaban estatuillas de monstruos en la habitación del enfermo de manera que el espíritu que lo habitaba se asustara y huyera, dejando al enfermo en un proceso de convalecencia.
Para el hombre mesopotámico, impregnado de ideas religiosas y mágicas, la enfermedad era una más de las numerosas desdichas que afectaban a los hombres y que aceptaban como una especie de "lógica de la desgracia" que provenía del exterior (KU 4-RA, "entrar" y "enfermedad"). Por lo tanto era lógico que fuera asociada con dioses y demonios.
En la tablilla VIII del Poema Babilonio "Gilgamesh o la angustia por la Muerte" Gilgamesh se dirige a los Ancianos llorando por la muerte de su amigo Enkidu y dice que "un demonio maligno surgió y me lo arrebató". Es probable que se refiera a un "demonio", entendido como metáfora de la enfermedad que acabó con Enkidu.
En épocas muy primitivas, los demonios atacaban caprichosamente al individuo, pero más adelante se trató de encontrar en el propio individuo, la explicación de esta posesión, que ocurría en un determinado hombre y no en otro. Aquí se buscaría algo que justificara la entrada en el cuerpo, y se la atribuía a una falta, un error cometido por el paciente en su vida diaria y que daba lugar al castigo. Se hacía la lectura del fenómeno diciendo: "ya que hay enfermedad, ha habido falta". Y ésta era la labor del médico, averiguar cuál había sido la falta para tomar las medidas necesarias. Este tema se encuentra en el "Tratado acádico de diagnósticos y pronósticos médicos" en el que se puede encontrar un verdadero diagnóstico de la falta, la cual explicaría los síntomas del paciente: por ej. "él ha pisado aguas sucias"o "él ha blasfemado", etc. Otro tipo de diagnóstico sería "la mano de Samas" (el sol), que indicaría que esa divinidad ocasionó la enfermedad, pero esto no permite saber a que tipo de mal correspondía, ya que aparece en distintas afecciones.
Si actualmente hiciéramos la pregunta "a qué enfermedad corresponde tal síntoma", en el caso de Mesopotamia la pregunta sería " por qué tal síntoma es atribuido a tal dios?". Seguramente habría una relación entre las características del dios y las distintas sintomatologías.
La descripción de la enfermedad es de tipo sintomático y se agrupan en relación al órgano que está enfermo. En la cabeza es frecuente la caída del cabello y la sarna. Son frecuentes las enfermedades de los órganos de los sentidos, la ceguera, el dolor de oídos, inflamaciones de los dientes, enfermedades del aparato respiratorio, opresión torácica. Se describe el estómago que quema o que tiene fuego, cólicos, etc. También se habla de las patologías de los órganos sexuales y urinarios y se describen parálisis, fracturas, amputaciones y afecciones que se interpretan como de tipo reumático.
El prestigioso Médico Forense, Dr. Julio César Pangas, ha publicado varios artículos sobre el tema de la enfermedad en Mesopotamia en "Aula Orientalis", Separata. Bajo el título de "Apuntes para una historia de la Medicina Legal: La Antigua Mesopotamia", reflexiona sobre el desconocimiento que se tiene de la medicina mesopotámica en general, a diferencia del conocimiento que se tiene de otras culturas antiguas como la China, la Egipcia, la Griega, etc., y atribuye esto a que los estudios babilónicos y sumerológicos son mucho más recientes que los egiptológicos, los bíblicos, etc. En estos artículos explica con minucioso detalle algunas de las enfermedades como el reumatismo, la ebriedad, la sexualidad, el control de la conducta desviada (o sea, los marginados), etc. Es muy interesante su artículo sobre la ebriedad, pues hace una descripción de la cerveza, bebida por excelencia en Mesopotamia, de sus distintos tipos y de la forma en que se bebía: se introducía una especie de bombilla larga en el recipiente que permitía que varias personas la compartieran. Además explica cómo se usaba en el culto, en la ceremonia de colocación de una piedra fundamental, como elemento curativo, etc. Asi también menciona que hay numerosos textos cuneiformes que describen los buenos y malos efectos del alcohol, así como su valoración moral (parece ser que los dioses eran grandes consumidores de cerveza, según testimonios recogidos en la "Epopeya de Atrahasis").
Es muy interesante el artículo sobre una enfermedad llamada la "Mano del Espectro" (SU.GIDIM.MA) que se refiere al diagnóstico que daban al enfermo. Donde nosotros hacemos hincapié en los síntomas y en las alteraciones anatomopatológicas, en la mentalidad de los Mesopotámicos, el acento estaba puesto en el aspecto sobrenatural y simbólico. Se le atribuían los síntomas y por consiguiente la enfermedad, a la intervención de un ser sobrenatural, dios o demonio.(por ej. al dios luna, se lo relacionaba con el frío porque consideraban que era una característica lunar). Aunque esto no es por supuesto una prueba científica, pero según Pangas, ayuda a adaptarse a la mentalidad mesopotámica. En esta enfermedad "la Mano del Gidim" (GIDIM - etemmu, L. 576, 74a) nos dice el factor causante de la afección y no el hallazgo de una patología específica que hoy pueda ser identificable. Sin embargo, por los síntomas se la podría asociar con la "ictericia" o "epilepsia"que se mencionaban en los Textos Terapéuticos. Lo cierto es que el Gidim, era considerado como negativo, incluso si se lo veía en un sueño.. Seguramente por estas características, se lo coloca muchas veces en las listas de los demonios (UDUG, L. 576,577)
Hay que tener en cuenta que las divinidades invocadas como causantes de enfermedades no son necesariamente entidades negativas para el hombre, sino que pueden ser y de hecho lo son, benéficas; tal el caso de GULA La diosa de la Salud y de la Medicina, que puede también causar ciertas afecciones.
Se usa la palabra "Mano" para expresar la intervención sobrenatural con el "contacto físico": "agarrar", "tomar, "golpear", "tocar",etc. Los síntomas de esta enfermedad son asociados con la Neuropsiquiatría y la gastroenterología actuales. El tratamiento era por lo general de tipo exorcístico y empírico. Lo que hay que tener en cuenta, es que es difícil separar el concepto de enfermedad del marco mítico-religioso en que se desenvolvía.
El Tratamiento exorcístico, según Bottero, excede el alcance de las técnicas médicas. Menciona un texto que sería un rito oral, que se realizaba el 15 de cada mes, fecha en que la Luna (Sin) y el Sol (Samas) estaban en "equilibrio. El paciente pedía piedad diciendo en el estado en que lo había dejado el "Espectro". Probablemente el texto terminaba con un remedio reforzado por un conjuro, o un talismán.
Otro procedimiento, era el uso del fuego, donde se arrojaban estatuillas con la figura del muerto y se dejaban quemar mientras se oraba para luego abandonarla en el desierto. En otras ocasiones se recurría al agua , donde se colocaban figurillas en pequeñas barcas y se las dejaba sobre el agua para que se llevaran consigo el mal. Otros procedimientos que Bottero llamaba "típicos"era lograr el apaciguamiento, brindándole respeto y cuidado, mediante bienes materiales (alimentos, bebidas, "regalos",etc.) de una manera simbólica. Para retornarlos al mundo de los Muertos, se utilizaban figurillas que se depositaban en las tumbas familiares o se les construían otras especiales con dirección Oeste que era donde se ponía el sol.
Mesopotamia, luchó contra el dolor físico y la enfermedad. Hay abundante documentación que abarca desde los comienzos del 3er. milenio a. C. hasta la desaparición de esa cultura. Manejaban dos técnicas distintas: "una medicina de médicos"y "una medicina de magos". La medicina era empírica y fue conocida poco después de los comienzos de la escritura y a cargo de un especialista: el médico, en acadio asu. Utilizaban sobre todo "remedios TI-LA =bultu (que da la vida, remedio, L.73) obtenidos de todos los reinos naturales, pero sobre todo de las plantas, que se utilizaban disecadas o frescas, enteras o en polvo y generalmente mezcladas para aumentar sus efectos. También usaban productos minerales (sales o piedras) y animales (sangre, carne, piel, huesos). De todas estas drogas se redactaron largos catálogos, a veces con usos específicos. Los médicos las administraban después de prepararlas ellos mismos No se conoce la función de un farmacéutico como independiente de lo que hacía el médico (Openheim).
La otra medicina era la de los "magos". ASHIPU = lu MU 7-MU7, L.16 (exorcista). En búsqueda de las causas, cuando no eran evidentes, los sumerios y babilonios no manejaban la lógica. Recurrían entonces a una especie de ficción pero orientada, medida, calculada. Construían hechos o personalidades imaginarias. Es lo que llamamos Mitos. Se utilizaban como remedios los "Encantamientos". Al respecto hay uno de la época Neobabilónica pero que pertenece a la época Akkádica:
"Después que Anu hubo creado el cielo / que el cielo hubo creado la tierra, q /
que la tierra hubo creado los ríos, / que los ríos hubieran creado loa canales, /
que los canales hubieran creado el marjal, / y que el marjal hubiera creado el gusano, /
el gusano compareció gimiendo ante Samas / sus lágrimas brotaron ante Ea (dios. del agua y el Océano, Titular de la Magia) /
"Qué me darás como alimento? / Qué me darás para que chupe? /
(Respondió el dios.) Te daré el higo maduro / o el albaricoque / De qué me servirán? /
Levántame y entre los dientes / y las encías (de los hombres.) hazme vivir! /
La sangre del diente chuparé / y de la encía roeré / sus raíces /
Clava la aguja en el diente y toma el extremo del gusano /
Por haber dicho eso, oh, gusano / Que Ea te hiera con el poder / de su mano."
Encantamiento contra el dolor de muelas (Lara Peinado: Mitos Sumerios y Acadios)
Pero sin duda el dolor de muelas era causado por una divinidad.
En Mesopotamia se creó una sociedad de dioses sobrenaturales, concebidos a su imagen, pero mucho más fuertes, inteligentes e inmortales. Para poder llevar una vida ociosa, estos dioses habían creado a los hombres para que estuvieran a su servicio, De manera que no podían atribuir a estos dioses, todos los males que sufrían. Fue por eso que imaginaron otras personalidades inferiores a los dioses creadores, pero superiores a los hombres con la capacidad de provocar toda clase de desgracias. Es lo que comúnmente llamamos"demonios". Así fue como recurrieron a procedimientos para ahuyentar a estos seres infernales, mediante la manipulación y la palabra. Elaboraron fórmulas mágicas para defenderse de ellos y protegerse contra las enfermedades que estos demonios les habían introducido en sus cuerpos.
Pero más adelante, desde los comienzos del 3er milenio a. C. aproximadamente, la Magia tomó otro cauce muy distinto, tomó una actitud religiosa y teocéntrica. El poder de los dioses se extendió a todo el Universo y los demonios perdieron la libertad de actuar. Los dioses celestiales eran responsables de todas las obligaciones y prohibiciones que concernían a los hombres y el incumplimiento de cualquier norma o ley se consideraba una ofensa al Imperio de los dioses, una falta contra ellos, una especie de "pecado" que debían reprimir con "castigos". Estos castigos eran enfermedades y desgracias de la vida. Así fue como el sufrimiento y las enfermedades hallaron una justificación, una razón de ser. Toda la técnica de la Magia primitiva, siguió practicándose y luego pasaron a integrar el Culto Sagrado como parte sacramental. Con grandes ceremonias se pedía a los dioses del Universo que los demonios y las fuerzas maléficas no se acercaran a los suplicantes o se retirasen llevándose el mal que habían provocado. Esto es lo que comúnmente se llama "exorcismo"
Si bien es cierto que los Sumerios aceptaban las desdichas y las enfermedades como resultado de sus faltas, o de sus malas acciones, para ellos no existía ningún sufrimiento injusto. Pero es de pensar que muchas veces ante adversidades mayores, los hombres sentían tambalear su fe en los dioses y dudaban de su justicia. Es en un ensayo poético citado por Kramer en "La Historia empieza en Sumer, Cap. XV, El primer Job) que presentó ante la Sociedad de Literatura Bíblica, y que él mismo reconstruyó, que encontramos una versión sumeria del Job bíblico:
Los médicos tenían necesidad de un extenso saber para estar en condiciones de cumplir con sus múltiples obligaciones. Estos conocimientos los adquirían en las escuelas que sin duda existían en los Templos. El Médico tenía varias misiones en el Palacio y en el Templo. Conocían las leyes, la escritura, la religión y mantenían el saber en lengua sumeria, conocida solo por una minoría.
La gran Medicina se realizaba en el Palacio y también en el Templo y la práctica iba pasando de unos a otros, es decir de los médicos mayores a los menores, guardando en secreto las artes curativas. La información se guardaba en sobres de arcilla. El médico llevaba colgado de su cuello un cilindro de piedra, semejante a un sello y que una vez impreso en la tablilla húmeda de arcilla representaba la firma del mismo.
Existía una clase de cirujano que ejercía una medicina más baja y que al mismo tiempo realizaba otros trabajos, como por ej. el de barbero, marcador de esclavos o mutilaciones ordenadas por la justicia. Por lo tanto su condición social era más baja. En cuanto a la ubicación en la sociedad, hay testimonios contradictorios. Por un lado, según Openheim, aparece entre los expertos en adivinación y los exorcistas, mientras que en el Código de Hammurabi, lo ubica como artesano fijando sus honorarios.
Sobre su aspecto personal es poco lo que se sabe. Solo podría tomarse en cuenta una sátira, donde se describe al "asu" totalmente rapado, escasamente vestido y con una jarra de libaciones y un incensario en la mano; a esto podría agregarse una bolsa con plantas medicinales como la que llevaba la diosa "Gula". Tanto el "asu" como el "ashipu" o exorcista, eran depositarios del saber.
Las parteras aparecen también en la Historia de la medicina Mesopotámica y se las menciona en Himnos y Leyendas (comadrona = SAB, L 295). Aplicaban rituales mágicos y conjuros y al parecer practicaban lo que hoy se conoce como cesárea. Este personaje gozaba de gran consideración.
Las Cartas o Textos médicos ilustran la relación Médico-Paciente. Existen dos tradiciones separadas, que para diferenciarlas es necesario entender la Medicina Mesopotámica como una ciencia. Ambas se originaron en el primer período de Babilonia alrededor del año 1850 a.C., tomando como fuente unas tabletas encontradas en Assur y en la Biblioteca de Nínive. Estas dos tradiciones o Escuelas son llamadas: "científica"una y la otra "práctica".
Desde el punto de vista "científico , la relación médico-paciente consistía en considerar a los síntomas del paciente como signos para determinar la consecuencia de la enfermedad y aplicar la medida "mágica"por el experto.
Desde el punto de vista práctico, el médico no estaba supuesto a investigar los síntomas o a examinar el cuerpo del paciente. En este caso, el médico identificaba la enfermedad con la ayuda de listas de síntomas ordenados con este propósito y así aplicar el tratamiento adecuado. Se aceptaban los dos tratamientos.
Son raramente mencionados. Se trataría de espátulas y tubos de metal como también lancetas, la cual probablemente era llamada "cuchillo del barbero". Las jeringas no son mencionadas, pero sí se prescriben enemas. Es probable que hubieran existido otros instrumentos que no se mencionan en la lista, como por ej. los utilizados para hacer amputaciones y cesáreas.
En vista de la naturaleza primitiva de la ciencia médica mesopotámica no sorprendería que el "cirujano" fuera el único recurso en casos desesperados, aunque no se menciona en ningún texto lo que nosotros reconoceríamos como cirujano.
De finales del 3er milenio a. C., procede un vaso de Gudea, en el que están representadas dos serpientes enroscadas alrededor de una vara (símbolo que se usa actualmente en Farmacia y que sería el emblema de la diosa de la Medicina Ningizibara (Gula).
Un médico sumerio anónimo de finales del 3er milenio a. C. reunió por escrito sus más favoritas recetas médicas, sobre una tablilla de arcilla de 16 cm. de largo por 9,5 cm de ancho. Este documento de arcilla es el "Manual de Medicina" más antiguo que se conozca y fue encontrado enterrado entre las ruinas de Nippur desde hacía más de 4000 años. Este testimonio de la primera Farmacopea, demuestra que el médico sumerio componía sus medicamentos usando substancias vegetales, animales y minerales (sal común y nitrato de potasio o salitre).
En cuanto a los productos animales, utilizaba la leche, piel de serpiente, caparazón de tortuga, etc. los que conservaba en forma de polvos o como ungüentos para uso externo o líquidos para uso interno. El procedimiento consistía en pulverizar los elementos y luego los mezclaba con aceite, cerveza o agua. Algunas prescripciones iban acompañadas de instrucciones. Todos estos procedimientos revelarían profundos conocimientos en materia química.
Pero es lamentable que los textos omitan las indicaciones referentes a qué enfermedades se aplicaban estos remedios. De todos modos no se les puede asignar mucho valor, ya que como se refirió anteriormente, la medicina sumeria no hizo uso de la experimentación ni de la comprobación. Otra omisión es la que se refiere a las cualidades de las substancias usadas, la dosificación y la frecuencia con que se las administraba; esto hace pensar que los médicos guardaban en secreto sus prácticas terapéuticas.
En estas preparaciones no se recurre a magias ni hechizos ni tampoco se menciona a un dios. Esto respondería a las dos clases de tratamientos que no se excluían mutuamente, sino que a veces se los practicaba simultáneamente.
En el Código de Hammurabi, se mencionan los honorarios (Conteneau) y la responsabilidad de los médicos. En este mismo Código se habla de "veterinarios". También se citan algunas enfermedades internas que impugnarían la compra de esclavos (por ej. la epilepsia).
Hay testimonios de que tenían conciencia del "contagio", según una carta de un soberano enviada a su esposa en el siglo XVIII a.C. en la ciudad de Mari, donde le previene sobre la enfermedad de una mujer que se encontraba cerca de su esposa, advirtiéndole evitar todo tipo de contacto con la misma (Bottero, "Introducción al Antiguo Oriente").
Hacían descripciones de los órganos más importantes y de la relación de éstos con los sentimientos y con el principio de la vida.
Al "corazón" lo consideraban como el principio de los movimientos del alma; también era asiento de la inteligencia, de los actos buenos y malos, etc.
El "hígado", para los acadios, si bien es cierto que era de menor importancia, lo consideraban asiento de las emociones, como por ejemplo la cólera. Este órgano, tuvo un rol importante en la adivinación.
Los "riñones" y el "vientre" comparten con el corazón el asiento de los sentimientos.
En las "entrañas" situaban a la inteligencia, la piedad y la compasión y en el "cerebro"lo afectivo o sensitivo.
La preocupación por la enfermedad, es tan antigua como el hombre, y además, con alguna frecuencia el resultado final era la muerte. Desde los comienzos de la historia y de hecho mucho antes, el hombre intentó intervenir en ella para aliviarla, detenerla o curarla.
Las diversas medidas terapéuticas que se han adoptado, reflejan fielmente las ideas que se han tenido sobre la naturaleza de la enfermedad. Creían que era causa de la introducción de un espíritu y que para liberarse de él usaban distintos métodos mágicos y/o prácticos.
Para entender el comportamiento de aquellos médicos y enfermos, es indispensable conocer las premisas básicas de su interacción social. Es importante conocer la estructura de la sociedad, el nivel cultural, el pensamiento y el sentir de esos hombres.
En las ciencias médicas, el progreso es acumulación progresiva de ideas y de hechos que se van adaptando a los nuevos descubrimientos, sin abandonar las ideas y observaciones anteriores.
Bottero, Jean: "Mesopotamia", The University of Chicago Press, Chicago & London, 1992.
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Oppenheim, A. Leo: "Ancient Mesopotamia" The University of Chicago Press, Chicago & London, 1974
Pangas, Julio César: "Estudios de Asia y África", El Colegio de México, México, 1991.
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