Transoxiana 7 - Diciembre 2003 |
Conferencia dictada por S.E.D. Mohammad Nisar, Embajador de Pakistán, en la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador el 27 de agosto de 2003
Pakistán, una nación de 140 millones de habitantes y el segundo país musulmán más poblado de mundo, apareció en el mapa mundial hace 56 años como un estado islámico independiente y soberano. El país fue separado de la India como resultado de una lucha democrática basada en la teoría de las dos naciones, que en esencia significaba que los musulmanes e hindúes, las dos comunidades principales de la India, eran naciones distintas no sólo en sus creencias religiosas sino también en sus culturas, costumbres, tradiciones y códigos morales. La coexistencia de estas dos comunidades dentro de la India no era viable y cualquier esfuerzo encaminado hacia esa dirección era una receta segura para profundas divisiones dentro de la sociedad. La lucha librada por los musulmanes del sur de Asia dio frutos cuando los colonizadores británicos decidieron abandonar la India al final de la Segunda Guerra Mundial y dividir el subcontinente en dos estados soberanos e independientes.
Mohammad Ali Jinnah, el padre de la nación pakistaní, quien encabezó esta lucha, era abogado de profesión educado en Occidente. De perspectiva moderna y liberal, imaginó a Pakistán como un estado islámico progresista y liberal basado en principios democráticos según los cuales todos los ciudadanos disfrutarían de iguales derechos sin tener en consideración sus creencias religiosas. Mohammad Ali Jinnah no vivió lo suficiente luego del establecimiento de Pakistán pero durante el poco tiempo que lo hizo (un año), expresó su visión de Pakistán en sus declaraciones en diferentes ocasiones, algunas de los cuales se reproducen a continuación:
Estos y otros pronunciamientos muestran la visión de Pakistán que poseía el Padre de la Nación que los gobiernos sucesivos en Pakistán se han empeñado en realizar. Esta visión puede resumirse de la siguiente manera:
Una vibrante nación de 140 millones de habitantes situada en un área estratégicamente importante está destinada a enfrentar desafíos de naturaleza diversa para realizar esta visión; y Pakistán enfrenta muchos.
La independencia de Pakistán trajo consigo desde el comienzo innumerables problemas a la mera existencia del estado naciente. Al país recién nacido se le negaron los bienes financieros, de infraestructura y seguridad que le correspondían por lógica de la India Británica. Como si ese no fuera un formidable desafío en si mismo para el nuevo gobierno, Pakistán heredó el problema de Cachemira, la agenda incompleta de la partición que los gobernantes británicos dejaron para que los dos países, Pakistán e India, resolvieran. Aunque las bases para una solución pacífica y democrática estaban establecidas por las Naciones Unidas en la resolución de 1948 del Consejo de Seguridad, la que contemplaba el derecho a la autodeterminación del pueblo de Cachemira, la India, habiéndose comprometido solemnemente con esta resolución, más tarde renegó de la misma y continúa haciéndolo hasta el día de hoy. Pakistán siempre ha abogado por la resolución pacífica de todos sus problemas con la India y ha continuado vigorosamente con esta política hasta el día de hoy. Esperamos poder continuar haciéndolo con la ayuda de la comunidad internacional. Con la excepción de la India, Pakistán posee relaciones amistosas en general con todos sus vecinos y otros países del mundo.
Pakistán, como expliqué con anterioridad, nació sobre la base del nacionalismo inspirado por la religión pero el movimiento por un estado independiente fue lanzado por un partido político, el Pakistan Muslim Leage (La Liga Musulmana Pakistaní) que es el partido del gobierno actual, con exclusión de los partidos religiosos. Algunos de los principales partidos político-religiosos existían en Pakistán con anterioridad a la partición de la India durante el dominio británico. Estos y otros partidos religiosos contribuyeron de manera positiva a la sociedad pakistaní. Mientras que por una parte, controlaban que los gobiernos y partidos políticos no transgredieran los límites religiosos, sociales y culturales, por el otro, mantenían a la sociedad consciente de sus valores religiosos y obligaciones, lo que le permitía oponerse a cualquier influencia ajena que pudiera entrar en conflicto con sus sistemas de valores islámicos. El extremismo en su enfoque, que es un fenómeno relativamente reciente, puede atribuirse esencialmente a dos razones. En primer lugar, a causa de los problemas económicos que los sucesivos gobiernos de Pakistán han debido enfrentar, no se ha hecho lo suficiente para crear un ambiente que pueda proporcionar una dirección más iluminada al proceso de pensamiento religioso. Por lo tanto, los líderes religiosos han dado su propia interpretación de los principios y doctrinas islámicas en la búsqueda de una solución a los problemas socioeconómicos, culturales y políticos de la vida moderna, lo que motivó a diferentes sectores y facciones. Guiados por su visión restringida y su compresión superficial de la religión, estas sectas crearon divisiones dentro de la sociedad. La situación se tornó aún más exacerbada cuando las condiciones de pobreza económica y elevadas tasas de desempleo encauzaron a la juventud en Madrasas (escuelas religiosas) locales, que son menos costosas y en algunos casos gratis, las cuales impartían sólo educación religiosa sin incluir disciplinas modernas. Los llamados graduados que egresaban de esas Madrasas encontrarían empleo fácilmente en las mezquitas y otras instituciones religiosas. Al mismo tiempo, les proporcionaba a sus líderes, una fuerza de jóvenes motivados dispuestos a ser lanzados en cualquier dirección que ellos desearan. Este fenómeno de intolerancia religiosa o extremismo, como algunos prefieren llamarlo, es esencialmente provocada por apremios económicos. La segunda causa principal del aumento del extremismo religioso puede atribuirse a los sucesos regionales e internacionales.
Mientras que el fenómeno de la intolerancia religiosa estaba en proceso de recobrar impulso, tuvieron lugar acontecimientos traumáticos en la región que provocaron un salto y le otorgaron una nueva dimensión. Estos acontecimientos no sólo proporcionaron inspiración religiosa a estos grupos sino que también brindaron un fácil acceso a las armas por parte de estos jóvenes con motivación religiosa, introduciendo de esta forma la militancia a la religión. El Shah de Irán fue destituido por el liderazgo religioso de iraníes exiliados lo que condujo a la revolución islámica en Irán, la población de Cachemira tomó las armas en contra de la ocupación india, y la entonces Unión Soviética ocupó Afganistán lo que les proporcionó a los Estados Unidos y otros países del mundo libre una oportunidad de una gran confrontación decisiva con el comunismo. Pakistán, siendo un país vecino de Afganistán con más de 2.240 kilómetros de frontera común y aliado de los Estados Unidos y Occidente por mucho tiempo, se involucró inevitablemente en la guerra de una década en Afganistán. La explotación de la naturaleza tribal de la sociedad afgana y del sentimiento profundo de los sistemas de valores culturales y religiosos de los afganos, se utilizó a la religión como la fuerza motivadora principal para luchar contra los soviéticos. La juventud musulmana motivada fue reclutada en la fuerza de guerra no sólo por Pakistán y Afganistán sino por varios otros países musulmanes, en su mayoría de Oriente Medio, los cuales fueron proveídos generosamente de armas y recursos para luchar contras los soviéticos. La guerra que duró una década originó muchos radicales con motivación religiosa, Osama bin Laden fue uno de ellos.
La frontera entre Pakistán y Afganistán se extiende a lo largo de cadenas de montañas que esconden peligros ocultos, lo que la convierte en extremadamente porosa y difícil de controlar. La guerra convirtió a esta frontera en algo virtualmente inexistente debido al flujo constante de refugiados afganos, millones de los cuales huyeron hacia Pakistán. Las armas entregadas a los elementos Jehadi (guerreros religiosos) encontraron su camino en Pakistán originando lo que se llama de manera eufemística, “Cultura Kalashnikov” en Pakistán. Estas armas cayeron finalmente en manos de grupos religiosos, que organizaron alas militantes para promover sus propios intereses intolerantes. Cuando la guerra finalizó en Afganistán, los países de Occidente no perdieron tiempo y se desentendieron de la región, dejando que Pakistán y Afganistán enfrentaran las consecuencias de la guerra. Afganistán, sumida en una guerra civil, que continúa de una manera u otra hasta el día de hoy, y Pakistán tuvo que resolver el tema de la precipitación radioactiva de la guerra por sí sola.
Pakistán aún no estaba comenzando a caminar sobre suelo firme cuando tuvo lugar el atentado del 11 de septiembre, con todas sus horrendas consecuencias, que una vez más sumergió a la región catapultando a Pakistán hacia el centro de la escena en la lucha contra el terrorismo. Pakistán se tuvo que conformar con la ironía de tener que luchar contra la misma población que había apoyado durante la guerra en Afganistán. Las repercusiones para Pakistán fueron obvias.
Mientras que la guerra contra el terrorismo se encontraba en su pico más alto, hubo elecciones en Pakistán en octubre del año pasado, en las que los partidos político-religiosos obtuvieron ganancias significativas capitalizando el sentimiento antinorteamericano que resultó de la apatía norteamericana para con la difícil situación de los afganos y el ataque contra ese país. Por primera vez en la historia de Pakistán, los partidos religiosos obtuvieron un triunfo electoral que les permitió no sólo formar gobiernos en las provincias que lindan con Afganistán, sino también emerger como el tercer grupo más numeroso y un controlador de poder en el parlamento nacional. El electorado pakistaní siempre había tenido en alta consideración a los líderes religiosos pero jamás había depositado su confianza en ellos para que se hicieran cargo de las cuestiones de estado. Esta vez lo hicieron.
Es necesario hacer una clara distinción entre los partidos políticos con agenda religiosa, a los que nos referimos anteriormente como grupos político-religiosos, de los grupos puramente religiosos, con alusiones sectarias y de facción. Los primeros siempre fueron parte del proceso político de Pakistán y son de una perspectiva mundana sabia y moderada. Son los últimos los que han desarrollado tendencias militares y son proclives a desviar el curso ya sea por sus propios líderes o por influencias externas. Son el producto de influencias ambientales de las últimas dos décadas mencionadas con anterioridad.
Al tomar conciencia de que el genio religioso se estaba saliendo de la botella, el Gobierno de Pakistán procuró tomar ciertas decisiones políticas fundamentales de implicancias trascendentales e instaló un mecanismo e infraestructura para desterrar la militancia religiosa y detener la tendencia de la explotación religiosa para la obtención de ganancias políticas intolerantes. Los partidos y grupos que tenían una historia de militancia religiosa han sido prohibidos y sus finanzas confiscadas por el estado. Las Madrasas (escuelas religiosas), que impartían sólo educación religiosa que producían guerreros o, en el mejor de los casos, intolerantes religiosos, han sido reformadas para que incluyan disciplinas modernas además de los temas religiosos, con un sistema efectivo de monitoreo. Cabe agregar que estas Madrasa estaban organizadas sobre fundamentos bastante firmes y ayudaban en gran medida al estado a combatir el analfabetismo sin asistencia financiera por parte del gobierno. El cierre definitivo de las mismas no sólo hubiera causado una reacción extremadamente negativa y posiblemente violenta dentro del país sino que además hubiera privado al estado de una infraestructura que le da la oportunidad a la juventud del país de recibir educación a bajo costo. Existía la necesidad de reorganizar estas Madrasas y canalizar su potencial en la dirección correcta con poco apoyo del gobierno. Esto ha comenzado a dar frutos.
Los partidos político-religiosos son parte del sistema político tradicional y ahora están gobernando en una y media de las cuatro provincias. Una y media porque en una de las provincias son parte de una coalición de gobierno. En el centro, estos partidos son parte de la oposición parlamentaria junto con otros doce partidos. Su participación en el sistema político tradicional ayudaría a moderar aún más su postura en los meses y años venideros.
Pakistán hoy es una democracia parlamentaria funcional y un miembro activo y responsable de la comunidad internacional. No es sólo el segundo estado musulmán más poblado del mundo sino que también es un país líder de la OIC (Organisation of Islamic Conference) (Organización de la Conferencia Islámica). Pakistán además es un miembro activo de las Naciones Unidas que contribuye al cumplimiento de la Carta, mientras que es el país que realiza la mayor contribución a las tropas de mantenimiento de la paz en todo el mundo. Además, a través de su democracia proactiva, Pakistán está contribuyendo de manera significativa con varios organismos de Naciones Unidas. Internamente, es una sociedad abierta en la que cada ciudadano goza de iguales derechos bajo la protección de la constitución sin hacer diferencias de religión, casta, credo o género. Existe total libertad de expresión y asociación. La mujer goza de todos los derechos y oportunidades para recibir educación y practicar la profesión que elija. Ahora la mujer se dedica, junto al hombre, a casi todos los campos, ej. al derecho, medicina, medios de comunicación, fuerzas de defensa, aviación, política y cualquier otro campo que les venga a la mente. Pakistán posee la particular distinción de haber tenido la primera Primer Ministro mujer en un país musulmán, la que ocupó el cargo por dos años y fue elegida sobre la base del voto adulto.
Pakistán procura transformarse en una sociedad moderna, moderada y progresista que engloba los principios del Islam. Existen numerosos desafíos y dificultades para alcanzar ese objetivo. Aunque los desafíos sean formidables, los objetivos son claros y la dirección hacia la que marcha la nación, inequívoca.
[*]S.E.D. Mohammad Nisar
Embajador de Pakistan para Argentina
Quaid-I-Azam Mohammad Ali Jinnah Speeches and Statements 1947-48. Published by Government of Pakistan, Ministry of Information & Broadcasting, Directorate of Films & Publications, Islamabad. 1989.
Sitios
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