Transoxiana 10 - Julio 2005 |
Las leyendas armenias de origen I - Transoxiana 8, Junio 2004
Las leyendas armenias de origen II - Transoxiana 9, Diciembre 2004
Las leyendas de origen combinan historia con mito. La genealogía que va desde Hayk hasta Ará constituye el período “mítico” en el que se produce el establecimiento del primer centro “sagrado” alrededor del lago Van y su traslado posterior a la llanura de Ayrarat. La muerte de Ará inicia el tiempo “real”.
El combate entre Hayk y Bel, que termina con la muerte de éste, es un rito de fundación. Así como el combate de Vahagn y el dragón tiene como implicancia el origen de la creación1, la organización del caos en un ordenamiento cósmico, de igual manera la victoria de Hayk es un triunfo de las fuerzas creadoras sobre el elemento destructor. El cuerpo de la víctima es, a su vez, la base de la fundación. “El establecimiento en una región nueva, desconocida e inculta, equivale a un acto de creación. (...) Aún más: una conquista territorial sólo se convierte en real después del (más exactamente: por el) ritual de toma de posesión, el cual no es sino una copia del acto primordial de la creación del mundo”2. En nuestro caso, la muerte de Bel significa la fundación de Armenia (Hayk’): Hayk y sus descendientes serán quienes denominen (“dar nombre”, es decir, ordenar e identificar) montañas, ciudades y ríos; el patriarca fundador será el creador del calendario y sus hijos e hijas, los nombres de los meses. En una palabra, el acto guerrero constituye la creación del espacio y del tiempo propios. Todo comienza desde el centro, el monte Nemrut’, donde fue enterrado el cadáver de Bel, cuyo sacrificio implica la toma de posesión (la “cosmización”) del nuevo territorio, luego habitado.
El concepto de “mito” entre los autores armenios se aproximaba al modelo griego. Una parte de ellos había perfeccionado sus conocimientos en distintos centros del saber helénico y sin dudas el estudio de los clásicos influenció sus concepciones. Así, la historicidad de Hayk y sus sucesores se consideraba indiscutible y la presencia del elemento irracional (el mito, en la idea platónica) no la invalidaba.
El manuscrito 2544 del Matenadarán (archivo de códices de Ereván) ha conservado el siguiente testimonio sobre la divinización de Hayk y Bel:
Nebrot... fue el primer coronado y se consideró dios; y todos los príncipes se le sometieron, a excepción de Hayk... Y con todo su poderío Bel atacó a Hayk y fue muerto por él. La imagen de este Bel erigió Nabucodonosor, rey de los caldeos, que tenía 60 codos, y de Hayk dicen 36 codos3.
La versión griega de la Biblia, fuente de la traducción armenia, escribe Orión donde el original hebreo dice k‘sil (“gigante, constelaciones”) (Job 38:31, Isaías 13: 10). La traducción armenia es Hayk4. Orión era un apuesto cazador que había excitado el amor de Artemisa, quien, despechada por no haber sido correspondida, hizo que lo picara un escorpión. Pero luego, desconsolada, lo transformó en la constelación más brillante del firmamento.
El nombre Hayk ha sido usado con el sentido de “gigante” en la obra atribuida a Agathangelos (siglo V) y en las traducciones de Filón de Alejandría y Teón (siglos V-VI)5. En el siglo XVII, Eremiá Meghretsí glosa hayk' (“armenios”) como “gigantes”6.
La lucha entre Hayk y Bel enfrenta a dos dioses supremos: “Bel es Dios [Zeus] en griego, Aramazd en armenio y Ormizd en persa”, escribió Ananiá Shirakatsí7. Bel (sem. bel “señor”) es el apelativo de Marduk, protector de Babilonia desde la III dinastía de Ur y divinidad suprema desde el siglo XVIII a.C. Su culto entró en Asiria (siglo XIV a.C.) y en Urartú (siglos VIII-VII a.C.), este último como posible resultado de la reubicación de población de las zonas septentrionales de Babilonia8. Bel debió reemplazar a una divinidad armenia que desempeñaba su rol arquetípico.
La constelación de Orión se conoce como Hayk en los textos armenios. Los habitantes de Armenia tal vez le dieran ese nombre al observarla con sus dos “perros”, el Can Mayor y el Can Menor. La importancia desigual de Orión y Hayk en sus entornos mitológicos excluye una identificación que produjera el préstamo del nombre. Algunos estudiosos han planteado que los nombres de las constelaciones habrían surgido en la meseta de Armenia. Al respecto y sobre la base de que el mapa primitivo de la esfera celeste sólo comprende una pequeña parte del hemisferio sur, el astrónomo Maunder escribió a principios del siglo pasado:
“Las imágenes del aspecto de las constelaciones más antiguas son interesantes; ocupan sólo una parte del cielo y un amplio dominio del hemisferio sur, que tiene forma de esfera irregular, ha quedado vacío. Para descubrir este hecho, Schwartz fue el primero en hacer una suposición muy ingeniosa: dijo que esa extensión quedó vacía porque los hombres que imaginaron las constelaciones con aspecto de animales vivieron tan hacia el norte que era imposible ver esa parte del cielo. Los hombres que dividieron el cielo en constelaciones vivían con toda seguridad entre los paralelos 36º y 42º N., por lo que el lugar original de denominación de las constelaciones no puede ser Egipto ni Babilonia. Al calcular la coincidencia del centro de esta zona vacía con el Polo Sur obtenemos 2800 a.C., que muy probablemente es la fecha de culminación de la antigua tarea de dar nombres a las constelaciones”9.
Por ese entonces, en complemento, W. Alcott señaló que “entre las figuras representativas de las constelaciones faltan los siguientes animales: elefante, camello, hipopótamo, cocodrilo y tigre, por lo que podemos afirmar que ni la India, ni Arabia, ni Egipto pueden ser el lugar donde nació la idea de la esfera celeste. Podemos excluir a Grecia, Italia y España, ya que entre las constelaciones existe la imagen del león. Por lo tanto, en una aproximación puramente lógica a la cuestión, podemos afirmar que la patria de las figuras estelares podía ser Asia Menor y Armenia, o sea, el espacio limitado por los mares Negro, Mediterráneo, Caspio y Egeo”10.
Los hallazgos arqueológicos han determinado una antigüedad destacable de la cosmografía en Armenia. Durante las últimas décadas se ha descubierto un observatorio astronómico orientado hacia Sirio, datado en el III milenio a.C. y ubicado en los montes de Gel'am, aledañas al lago Sewán. En las mismas montañas, en una fortaleza ciclópea a más de 3.000 metros, se han encontrado pictogramas que representan, entre otras, a las constelaciones de Tauro y de Orión11. Otro observatorio formado por tres plataformas de 2.5 mts. de altura, orientadas según los meridianos, se halló en Metzamôr (ca. 2800)12.
Hayk tiene un estrecho vínculo con el tiempo. Según los libros de calendarios y festividades religiosas, cada patriarca habría ordenado celebrar el retorno a su país tras el fracaso de Babel: “Nuestro patriarca Hayk, dicen, entró en el país de Ayrarat o en la tierra habitada por su padre T'orgom el 11 de agosto y ordenó que se considerara el mismo día principio de año”13. El testimonio es poco fiable, pues esos libros fueron compilados tras la reforma de Hovhannés Imastaser (siglo XII), quien había establecido un calendario armenio fijo14.
En el siglo VII, Ananiá Shirakatsí escribió: “Porque cierto gigante arquero llamado Hayk, del linaje de Jafet hijo de Noé, venido de Babilonia, dominó Armenia. Habitó Armenia y por su nombre se llamaron los armenios; los armenios tomaron los nombres de sus hijos e hijas y los dieron a los meses, como homenaje al padre y a los hijos, y son estos. Navasardí, Horí, Sahmí y Mahekí, Areg, Marerí eran las hijas de Hayk. Tré, Kal'óts, Aráts y Hrodíts eran hijos de Hayk”15. Hovhannés Imastaser le hizo eco: “(...) Hayk, el primer patriarca de los armenios, ordenó los meses y los llamó con los nombres de sus hijos e hijas”16.
Según Alishán, Hayk fue el creador del primer calendario, conocido como bun tëvakán hayóts (“verdadera fecha armenia”), con inicio el 11 de agosto de 2492. Tomó como punto de partida 428 d.C., cuando el Año Nuevo armenio (1 de Navasard) coincidía con el 11 de agosto; Hovhannés Imastaser había comenzado su calendario con esta ecuación17. La fecha ha sido adoptada y mantenida por la Iglesia Apostólica Armenia; así, 2005 equivale a 4498.
Ese calendario es solar y móvil. Los calendarios solares duraban 365 días, es decir, ¼ de día menos que el real. Se sumaba un día cada cuatro años; el Año Nuevo se adelantaba un día y volvía a su lugar 1461 años después (365 x 4 + 1, sumado al finalizar el lapso). En Egipto el período se regía por el orto helíaco de Sirio (aparición en la aurora), que en la latitud de Menfis coincidía con el inicio de las inundaciones del Nilo y el solsticio de verano (19 de julio). Esta señal para el comienzo de las tareas agrícolas cada 1461 años coincidía con el principio del año oficial (“ciclo sotíaco”; Sothis, nombre egipcio de Sirio). Los armenios conocían el período como “ciclo de Hayk”, lo que significa que se basaron en la observación de Orión (Hayk) y no de la vecina Sirio. Por este motivo, además de las diferencias estructurales (el mes egipcio se organizaba en décadas y péntadas; el mes armenio, en semanas), no tomaron en préstamo el calendario18, sino que desarrollaron uno propio.
Alishán había arribado a 2492 retrocediendo dos “ciclos de Hayk” desde 428 d.C. Los matemáticos L. Semyonov y H. Badalián han aceptado ese año, pero con la fecha 20 de marzo, equinoccio de primavera. Sin embargo, éste parece basarse en las fuentes medievales armenias y las interpretaciones bíblicas, derivadas del calendario luni-solar hebreo, tomado del babilonio en el siglo VI a.C.19. Por su parte, el lingüista Eduard Aghayán ha calculado el 20 de marzo de 457 a.C. como fecha inicial20. No ha aceptado 1917 a.C. con el argumento de que el cinturón hallado en una tumba en Sanahín (noreste de Armenia) de principios del I milenio a.C. representa un calendario luni-solar que debió preceder al calendario solar21.
No obstante, según el arqueólogo Hamazasp Jachatrián, los símbolos del cinturón no prueban un calendario luni-solar; en dicho objeto “el uso simultáneo del calendario lunar y del calendario solar podía permitir verificar la pertinencia de las fechas de las fiestas religiosas, como fue el caso de los egipcios”22. Por lo tanto, es plausible la existencia de un calendario solar en el III milenio a.C., cuya base debía ser una estrella de Orión. Es razonable que fuera Betelgeuse (alfa de Orión), aunque sea menos brillante que Rigel (beta de Orión). Con esta hipótesis --el año dura 365,25 días-- y mediante series de cálculos matemáticos (trigonométricos, geométricos y tabulaciones), el astrónomo Grigor Brutián ha determinado que la “fecha verdadera” se habría iniciado el 4 de julio de 2341, ocho días antes del solsticio de verano23.
Según la tradición, los sucesores de Hayk organizaban la festividad de Navasard y reunían al ejército para desarrollar justas deportivas. Sin embargo, la fiesta de Navasard no tenía relación directa con Año Nuevo; se desarrollaba en un momento determinado del verano, definido por observaciones astronómicas, con probables características solares. El material etnográfico obtenido en los siglos XIX y XX confirma el carácter estival de la celebración24.
La dominación irania a partir del siglo VI a.C. representó el inicio de un proceso de interacción cultural que, interrumpido por la influencia helenística en los últimos dos siglos antes de Cristo, se prolongó hasta la adopción del cristianismo en Armenia y siguió hasta principios del siglo VI d.C. Hayk pudo ser el ancestro de la tribu de Azzi-Hayasa y luego, la divinidad suprema, hasta que esa función fue asumida por Aramazd, el equivalente del Ahura Mazda iranio, tras la iranización del panteón armenio. Djahukián ha sugerido buscar los orígenes de la leyenda de Hayk “en los tiempos de Hayasa”25. En las localidades de Til-Hayasa, Arniya y Pahhuteia había santuarios del dios de la tormenta de Azzi-Hayasa, reemplazado por Aramazd26. Arniya, como hemos visto, ha sido identificada con Aní (distrito de Daranal’í), centro del culto de Aramazd en la época clásica.
El apelativo de Sirio (“estrella de Aramazd”)27 parece indicar que, por la proximidad de Can Mayor a Orión, su estrella más brillante fue considerada parte de éste, cuyo nombre posiblemente se identificó con Aramazd en la época de influencia irania. El nombre Hayk pasó a la constelación de las Pléyades28 como consecuencia de este reemplazo tardío.
Un comentario de la festividad cristiana de Vardavar --la Transfiguración de la Virgen--, fechado en 992 y de autor anónimo, indica de manera implícita que la festividad de Navasard estaba dedicada a Hayk, ya reemplazado por Aramazd:
(...) Porque el 1 de Navasard celebraban a Aramazd y el 15 a Anahit, y el 5 de Sahmí a Vahián y Vahagn, y en época de verano celebraban a Afrodita...29.
En la época helenística el panteón armenio fue asociado a las divinidades griegas. Así se formaron las parejas Aramazd-Zeus, Vahagn-Hércules, Anahid-Artemisa, Astl'ik-Afrodita, Mihr-Hefestos, etc. El sincretismo Aramazd-Zeus reafirma el carácter soberano de Hayk. No obstante, en un edicto previo a su conversión al cristianismo, Terdat III de Armenia declaraba:
Salud y prosperidad llegue con la ayuda de los dioses: abundancia de fertilidad del noble Aramazd, protección de la señora Anahit y valentía del valeroso Vahagn a todo el país de Armenia30.
Aramazd aparece aquí como divinidad de la tercera función indoeuropea, lo que puede probar el carácter original de la tríada armenia31. Sin embargo, existen dos opciones: la mutación de funciones entre Aramazd y Anahit se produjo después de la época helenística o, simplemente, la declaración de Terdat expresa rasgos no dominantes en sus figuras divinas.
Los sucesores de Hayk se establecen en la llanura del Ararat. Su vinculación etiológica con los puntos geográficos habla de la continuidad fundacional, y “son miembros de un complejo unificado, con los que se han codificado los montes limítrofes de la llanura del Ararat”32. Estos son el Haykakán Par (Hayk), el Aragatz (Aramaneak), el Masís (Amasiá), los montes de Gel’am (Gel’am) y el monte Ará (Ará Gel’etsik).
La opacidad de los sucesores deja poco margen para vinculaciones mitológicas. La relación entre Aramaneak y Aragatz no muestra similitud fonética que justifique la etimología popular, pero trasluce la divinización del primogénito de Hayk, ya que su descendiente Anushawán aparece como sacerdote del culto al bosque de sôs en Armawir, consagrado a Aramaneak. Según una leyenda armenia, el sôs es sagrado porque había ofrecido refugio a Jesús cuando lo perseguían sus enemigos, lo que justifica la tradición precristiana de esa sacralidad33. Las excavaciones han corroborado la importancia de Armawir como centro religioso. El culto del dios de la tormenta urartiano, Teisheba, incluía árboles sagrados.
Kadmós, hijo de Aramaneak y nieto de Hayk, se relaciona con el arameo kadum (“primero”)34. Es el epónimo de Kadmuhi y hereda de Hayk su dominio de Ararad, la “primera tierra” en la que su abuelo se establece tras salir de Babilonia. La similitud de su nombre con el de Cadmo, el legendario fundador de Tebas e inventor del alfabeto griego, no parece casual; Cadmo era originario de Fenicia, ámbito característicamente semítico, lo que indica la identidad de las raíces de ambos nombres.
Shará posiblemente personificara un culto agrícola35.
La narración de Aram encierra elementos mitológicos. Se equipara con una divinidad guerrera; fue tardíamente asimilado al planeta Marte y se lo adoraba los días martes36. Su combate con Payapis ha sido considerado versión local de la lucha entre Zeus y Tifón. Su oponente asirio, Barsham, nos remite a Baal Šamin, dios del cielo fenicio37.
El escenario de las acciones de los sucesores de Hayk pasa a la llanura del Ararat. Como dice el historiador rumano Mircea Eliade, “todo territorio que se ocupa con el fin de habitarlo o de utilizarlo como ‘espacio vital’ es previamente transformado de ‘caos’ en ‘cosmos’’ es decir, que, por efecto del ritual, se le confiere una ‘forma’ que lo convierte en real. Evidentemente, la realidad se manifiesta, para la mentalidad arcaica, como fuerza, eficacia y duración. Por ese hecho, lo real por excelencia es lo sagrado; pues sólo lo sagrado es de un modo absoluto, obra eficazmente, crea y hace durar las cosas”38. Así, el mito inicial (el combate de Hayk y Bel) es reconfigurado a través del combate de Ará Gel’etsik y Shamiram. Esto significa el traslado del centro sagrado del sur hacia el noreste y el reemplazo del “monte sagrado” (Nemrut, Sip’án) por el Ararat.
Las versiones de Movsés Jorenatsí y de Sebeós sobre el mito de Ará y Shamiram difieren de manera notable en la extensión y en los detalles. Encierra el mito del dios que muere y renace, del que hay numerosos paralelos orientales: en Sumer, Inanna y Dumuzi; en Asiria, Istar y Tammuz; en Asia Menor, Cibele y Atis39. La muerte de Ará es un cambio de autores cristianos, pues sólo Cristo podía resucitar. Platón refiere que Er, hijo de Armenio y natural de Panfilia, murió en batalla y resucitó, tras lo cual narró su visión del más allá40.
Un altorrelieve del siglo IV d.C. hallado en Al'ts, necrópolis de la dinastía Arsácida de Armenia, representa a un hombre desnudo armado con lanza que lucha contra un jabalí o un cerdo auxiliado por dos perros. El bajorrelieve parece estar ligado con las creencias en la muerte y resurrección divina41, lo que lo relaciona con Ará.
Tres funciones básicas, cósmicas y sociales, habrían constituido la ideología fundante indoeuropea: soberanía, fuerza y producción-reproducción. La soberanía aparece en dos aspectos: uno mágico y cósmico, y el otro, jurídico y humano. La fuerza se expresa sobre todo en la guerra. La función de la fecundidad (producción y reproducción) se trasluce en la belleza y sexualidad, la abundancia, la paz, etc. Esta trifuncionalidad enunciada por Dumézil se transmite desde los dioses a los héroes para revelarse en las epopeyas y leyendas indoeuropeas, donde se manifiesta en grupos de personajes contemporáneos o en sucesiones (dinásticas o no).
Los elementos del ciclo de los orígenes de Armenia parecen encerrar una representación de las tres funciones indoeuropeas. Según Haudry, “además de la ‘guerra de fundación’, ilustración dramática de la concepción orgánica de la comunidad, la tripartición se expresa en una cantidad de esquemas narrativos utilizados por los historiadores antiguos para construir una historia de los primeros tiempos de su ciudad”42. El conflicto de Hayk y Bel parece conservar restos de una guerra de fundación con una narración trifuncional. Ambos desempeñan el rol de soberanos, pero la encarnación de la violencia tiene en Bel un papel mucho más acentuado. En tal caso, los tres protagonistas serían Hayk, el soberano que se opone a la tiranía; Bel, el guerrero que lo combate; Kadmós, el nieto pacífico de Hayk.
Stephan Ahyán ha ensayado un análisis que se resume de la siguiente manera:
1) Función soberana: a) Hayk es el fundador de Armenia como entidad. Es un jefe sobrehumano: su flechazo mortal tiene una cualidad milagrosa. Es el personaje “mágico” (del “tipo Varuna”); b) Aramaneak secunda a su padre y es quien realiza la distribución de los territorios entre sus hermanos y descendientes. Es el personaje “racional” (del “tipo Mitra”).
2) Función guerrera: Aram es el guerrero por excelencia. Su relación con el exterior se establece por la fuerza. Sus oponentes son guerreros (Niwk'ar `Madés) o divinidades belicosas (Barsham, titán Payapis). Cumple ambos aspectos de la función guerrera: el más salvaje (“tipo Vayu”: empalar a Niwk'ar con un clavo en la frente) y el más civilizado (“tipo Indra”: acción de general).
3) Función de la fecundidad: Ará Gel'etsik representa la belleza, enfrentado con la voluptuosidad de Shamiram. Su hijo Ará (Kardós) es un calco simétrico. El terceto padre-hijo vs. amante libidinosa (Ará I-Ará II-Shamiram) tiene paralelo en los Vanes escandinavos (Njördr-Freyr-Freyja)43.
El ciclo de las leyendas tiene lagunas en relación a este modelo indoeuropeo. El análisis omite, por ejemplo, la presencia de Ará Gel'etsik como figura de la muerte y la resurrección, y su connotación de tercera función más relevante que el rol asexuado que le reserva la narración. A. Petrosián también ha propuesto una interpretación alternativa de base indoeuropeo a partir de la leyenda “fundamental” reconstituida por Ivanov y Toporov:
“(...) El dios de la tormenta o el héroe nacido de él vence en combate singular a la serpiente-dragón --a causa de la relación amorosa que éste mantiene con su esposa--. Por violar cierto tabú claramente definido, el hijo del dios es castigado por éste y sacrificado, pero luego resucita y trae consigo justicia, fecundidad y abundancia. (...) En armenio reciben el nombre de Hayk las constelaciones de Orión y las Pléyades, que en ciertas lenguas indoeuropeas portan el nombre de héroes de la leyenda de la tormenta, y el planeta Marte, conocido en Asia Anterior por el nombre del dios de la guerra; es decir, Hayk era un dios de la tormenta y de la guerra del tipo del eslavo Perun y el indio Indra. Los nombres de los sucesores de Hayk, Aramaneak --que estableció su residencia en la llanura del Ararat, el centro histórico de Armenia-- y Aramaís --que fundó la capital Armawir--, se parecen entre sí, como el de muchos otros gemelos míticos y es posible que tuvieran raíz igual a la del nombre de los gemelos romanos. También puede suponerse un esquema similar para este ciclo: Hayk (dios de la tormenta) -- Aramaneak y Aramaís (transformación de los gemelos míticos)-- Aram (héroe principal, segunda personificación del dios de la tormenta Hayk, según Abeghián)-- Ará Gel'etsik (figura renaciente)”44.
Sin embargo, el ciclo del origen encaja de manera menos definida en este esquema. La diferencia esencial reside en la interpretación de Hayk. Su identificación con las Pléyades y Marte son tardías, sin vinculación directa con los tiempos del origen. Orión se observa mejor en el hemisferio norte durante el invierno, cuando no hay tormentas45, lo que quizás signifique que la asociación con la divinidad atmosférica es tardía. Hayk presenta rasgos propios de divinidades atmosféricas, como el uso del rayo para matar a Nemrod, pero esto también es propio de Zeus, cuya función esencial era la soberanía. Finalmente, sus características guerreras no son el atributo más destacado. El triángulo dios de la tormenta/esposa/serpiente-dragón está ausente. También falta el motivo del tabú y el castigo paterno en el relato de Ará Gel'etsik.
Es posible que Aramaneak y Aramaís representaran a los gemelos míticos fundadores de una ciudad (cf. Rómulo y Remo), luego desdoblados en padre e hijo, lo que no excluye su pertenencia a la función de soberanía. Sobre la presencia de los “soberanos mayores” (Hayk-Aramaneak) y los “menores”, del tipo Aryaman-Bhaga, Ahyán se ha preguntado si los cuatro sucesores de Hayk y Aramaneak, que continúan la instalación de familias, de atribución y de bautismo de tierras, no son las versiones primaverales de transposición uniformada de los “soberanos menores”46.
Por otra parte, desde principios de siglo se ha tratado de aparejar los nombres y las funciones de Hayk y Haldi, el dios supremo urartiano, y demostrar el pasaje Haldi > Hayk47. Esa identidad presume que armenios y urartianos adoraban al mismo dios. Es cierto que ambas deidades tienen roles de dios-padre y de guerrero, pero esta similitud funcional no implica una identidad. De la misma manera, en Babilonia se adoraba a ciertas deidades sumerias, a las que se consideraba esencialmente idénticas a los dioses semitas.
Las leyendas de origen suelen remontarse a un tiempo fuera de la historia y sus protagonistas tienen una naturaleza cósmica. La estructura toma cuerpo en determinadas épocas históricas, dando forma a la narrativa. En nuestro caso, los nombres de Hayk y sus descendientes primogénitos hasta Ará tienen origen armenio; se remontan a las etapas fundacionales de la etnia, cuando los hablantes del armenio se separaron del tronco indoeuropeo. La narración básica se refiere al momento en el cual el caos dio paso al cosmos, la anarquía abrió camino al orden.
Las leyendas de origen armenias y su continuación son esencialmente indoeuropeas; la época urartiana sólo les ha provisto su pátina histórica. No se han descubierto huellas de la literatura urartiana; por lo tanto, la especulación sobre la existencia de una epopeya urartiana de tema afín al de Hayk y Bel, “nacionalizada” tras amalgamarse con la leyenda armenia48, no puede considerarse fundada. El ciclo de los orígenes, con sus raíces indoeuropeas, se entroncó en los seis siglos de surgimiento, consolidación y colapso del reino de Urartú, que representaron el período formativo del pueblo armenio.
1 Sobre este mito, cf. Vartán Matiossián, “Soles y orígenes: el mito armenio de la creación”, Transoxiana 2, (2001).
2 Mircea Eliade, El mito del eterno retorno, Barcelona, 1985, p. 17.
3 Citado por Asatur Menatsakanián, “Acerca de la cuestión de las conexiones armeno-urartianas” [en armenio], Garún, 9, 1969, p. 51. Cf. Daniel 3:1: “El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de sesenta codos de alto por seis de ancho, y lo erigió en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia”. Hay paralelos de la divinización de Bel (Naram-Sin y Ur-Nammu de Ur) y de reyes caídos en batalla cuyos cuerpos no se hallaron (Ur-Nammu y Sargón II de Asiria) (Edward Gulbekián, “The Significance of the Narrative Describing the Traditional Origin of the Armenians”, Le Muséon, 3-4, 1973, p. 366-367).
4 N. Dzovagán, “Hayk = Orión’’ [en armenio], Sión, enero de 1960, p. 61. Aunque k‘sil reaparece en Job 9:9 y Amós 5:8, Orión no figura en la traducción griega ni Hayk en la armenia. Sin embargo, en Job 9:9 aparecen Orión en la versión latina, Esperón en la griega y Gisheravar en la armenia. Estos dos últimos términos significan el lucero vespertino. Gisheravar también se identifica con el planeta Júpiter (Grigor Brutián, “Acerca de ciertas cuestiones del calendario armenio: la adivinanza cronológica de Grigor Magistros y el fragmento de la épica de Artashés” [en armenio], Echmiadzín, 4-5, 1992, p. 102).
5 Cf. Manuk Abeghián, Obras [en armenio], vol. VIII, Ereván, 1985, p. 129-130; H. Zhamkochián, S. Melik-Bajshián y A.G. Abrahamián, Historia del pueblo armenio, vol. I, Ereván, 1963, p. 107.
6 Eremiá Meghretsí, Léxico armenio [en armenio], edición crítica y notas de Hayk Amalián, Ereván, 1975, p. 179.
7 Citado por Ghevont Alishán, Antiguas creencias o religión pagana de los armenios [en armenio], Venecia, 1895, p. 51. Sin embargo, Bel ha sido identificado con el padre de Aramazd: “Porque dicen que el primero de los antiguos dioses es un tal Bel, padre de Dios, a quien en armenio llaman Aramazd (...)” (Tovmá Artzruní y Anónimo, Historia de la casa de los Artzruní [en armenio], versión al armenio moderno de V. Vardanián, Ereván, 1985, p. 36-37).
8 Georges Roux, Mesopotamia. Historia política, económica y cultural, Madrid, 1990, p. 277; Simón Hemayakián, La religión oficial del reino de Van [en armenio], Ereván, 1990, p. 64.
9 Citado por B. Tumanián y H. Menatsakanián, El cinturón-calendario de la edad de bronce [en armenio], Ereván, 1965, p. 15.
10 Citado por idem, p. 15-16.
11 A. Savayán, “El enigma de los antiguos astrónomos”, Armenia de hoy, 3, 1983, p. 32-33.
12 Cf. Elma Parsamián, “Armenia and the Origins of Astronomy”, Journal of Armenian Studies, Winter/Spring 1995-96, p. 5-7.
13 Ghevont Alishán, Recuerdos de la patria armenia [en armenio], Venecia, 1920, p. 89.
14 Cf. Rafael Vardanián, Grigor Karajanián y Hovhannés Vardanián, “Las festividades del panteón armenio” [en armenio], Sión, 1-3, 1995, p. 59.
15 Ananiá Shirakatsí, Cosmografía y calendario [en armenio], edición en armenio clásico de A. G. Abrahamián, Ereván, 1940, p. 77.
16 Las obras de Hovhannés Imastaser [en armenio], edición en armenio clásico de A. G. Abrahamián, Ereván, 1956, p. 224. Según una tradición popular, Hayk tuvo tres hijos y tres hijas que se volvieron estrellas y representan la constelación de Libra, con el nombre de jek (Alishán, Antiguas creencias, p. 124). En el diccionario de Eremiá Meghretsí, hayk significa “Libra” (Eremiá, Léxico, p. 178).
17 Alishán, Recuerdos, p. 84-90. Jacques de Morgan (Histoire du peuple arménien, París-Nancy, 1919, p. 48) fechó la derrota de Bel en 2350. Según Jacques Santrot, Hayk habría vivido cuatrocientos años y muerto en 2265 (Hamazasp Khatchatrián, “De l'ancien calendrier arménien”, en Jacques Santrot (ed.), Arménie. Trésors de l'Arménie ancienne, París-Nantes, 1996, p. 78), pero ignoramos su fuente.
18 Cf. L. Semyonov, “Acerca de algunas cuestiones del calendario armenio” [en armenio], Gitakán niwterí zhoghovatzú, vol. I, Ereván, 1941, p. 22-25.
19 Idem, p. 26; Hayk Badalián, 1963. 64. Cf. Grigor Brutián, “Acerca de ciertas cuestiones del calendario armenio: la festividad principal de los antiguos armenios” [en armenio], Echmiadzín, 10-11-12, 1995, p. 139.
20 Eduard Aghayán, Ensayos sobre la historia de los calendarios armenios [en armenio], Ereván, 1986, p. 42-47.
21 Tumanián y Menatsakanián, El cinturón-calendario, p. 34-41. Cf. Aghayán, Ensayos, p. 42-48.
22 Khatchatrián, “De l’ancien”, p. 82-83.
23 Grigor Brutián, “Acerca de ciertas cuestiones del calendario armenio: la fecha verdadera armenia” [en armenio], Echmiadzín, 1, 1985, p. 56-57, y 2, 1985, p. 73-76. La lucha de Hayk y Bel, vista como un combate entre un héroe astral y la divinidad solar, ha sido interpretada como la muerte del Sol (Bel) al entrar en la constelación de Escorpio, vecina de Orión, tras el solsticio de verano, con el fin de impedir el recalentamiento de la meseta de Armenia (H. Kalayán, “The Armenian Aspects of the Hayk-Orion Tradition”, Hask Hayagitakán Taregirk, vol. 4-5, 1983-84, p. 266-271).
24 Brutián, “Acerca de ciertas cuestiones del calendario armenio: la festividad principal”, p. 132-138. Cf. también Vardanián, Karajanián y Vardanián, “Las festividades”, p. 156-158. Hayk ha sido comparado con Apolo Hecatebolos (“arma que alcanza a lo lejos”); sus migraciones recuerdan las de Apolo-Helios y también es una divinidad cíclica (Sirarpie Der Nersessián, The Armenians, Londres, 1969, p. 72).
25 Guevorg Djahukián, “Las fuentes lingüísticas de los antropónimos del primer libro de la 'Historia de los armenios' de Movsés Jorenatsí” [en armenio], Patma-banasirakán handés, 3, 1981, p. 52.
26 Gohar Vardumián, “La clasificación del panteón armenio antiguo” [en armenio], Lraber hasarakakán gitutiunnerí, 8, 1976, p. 72.
27 Nazaret Daghavarián, Las antiguas creencias de los armenios [en armenio], Constantinopla, 1909, p. 30.
28 Alishán, Antiguas creencias, p. 124. También son tardías las identificaciones de Saturno con Hayk y de Júpiter con su esposa (anónima) (Daghavarián, Las antiguas creencias, p. 37), al igual que la de Marte con Hayk (Stepanós Maljasiánts, Diccionario explicativo de la lengua armenia [en armenio], vol. II, Ereván, 1944, p. 38).
29 Citado por Vardanián, Karajanián y Vardanián, “Las festividades del panteón armenio” [en armenio], Sión, 10-12, 1994, p. 322.
30 Agathangelos, Historia de los armenios [en armenio], texto crítico en armenio clásico de Galust Ter-Mekertichián y Stepán Kanayán, versión en armenio moderno y notas de Aram Ter-Ghevondián, Ereván, 1983, p. 80.
31 Jean Haudry, Les indoeuropéens, París, 1985, p. 85.
32 Armén Petrosián, El mito de Aram en el contexto de la mitología indoeuropea y la cuestión de la etnogénesis armenia [en armenio], Ereván, 1997, p. 144.
33 Aram Ghanalanián, Colección de leyendas [en armenio], Ereván, 1969, p. 321. Cf. James Russell, Zoroastrianism in Armenia, Cambridge (Ma.), 1987, p. 52.
34 Cf. Djahukián, “Las fuentes”, p. 56.
35 Sarguís Petrosián, “El reflejo del cultivo y el culto de los cereales en la tradición legendaria de Shará” [en armenio], Patma-banasirakán handés, 3, 1981, 187-190. La relación entre Shará y el iranio shará (“glotón”) es fonéticamente improbable (cf. Djahukián, “Las fuentes”, p. 56).
36 Daghavarián, Las antiguas creencias, p. 37.
37 Cf. Petrosián, El mito de Aram, p. 9-22 y ss., quien a partir del combate de Aram y Payapis en el monte Argeos y de los datos suministrados por la mitología comparada reconstruye un mito indoeuropeo de la lucha entre el “héroe negro” (Aram < i.e. *re-mo “oscuro, negro”) y el “blanco” (i.e. *arg “blanco, plata”).
38 Eliade, El mito, p. 18.
39 Cf. Ghapantsián, El culto de Ará Gel’etsik’ [en armenio], Ereván, 1945, p. 41-68 y ss.; Nicolás Adóntz, Investigaciones históricas [en armenio], París, 1948, p. 236-266.
40 Platón, Diálogos, Buenos Aires, 1980, p. 530-536. Son textos adicionales el Romance de Nino, relato griego conservado en un papiro egipcio del siglo I a.C., y tradiciones armenias que han perdurado hasta nuestros días (cf. Giovanni Pettinato, Semiramide, Milán, 1985, p. 114-118; Alexander Madikián, Ara Gel’etsik [en armenio], Viena, 1930, p. 245-255; Karekín Servantzdiánts, Obras [en armenio], vol. I, Ereván, 1978, p. 52).
41 Asatur Menatsakanián, “Wild-Boar Motif in Armenian Mythology and Art”, II International Symposium of Armenian Art, Ereván, 1978, p. 8. Una identificación anterior lo vinculaba con Hayk (Babkén Arakelián, “Hayk-Orión” [en armenio], Teghekagir, 8, 1941, p. 30-31), cuya adoración habría sobrevivido siglos después de su reemplazo
42 Haudry, Les indoeuropéens, p. 20-21.
43 Cf. Stepán Ahyán, “Les débuts de l’histoire d’Arménie et les trois fonctions indoeuropéennes”, Revue d’Histoire des Religions, 3, 1982, p. 261-269.
44 Armén Petrosián, “El esquema genético básico de la mitología armenia”, copia mecanografiada, Ereván, 1989.
45 Petrosián, El mito de Aram, p. 61-62.
46 Ahyán, “Les débuts”, p. 265.
47 Menatsakanián, “Acerca de la cuestión”, p. 50-53; Maksim Katvalián, “Hayk” [en armenio], Haykakán Sovetakán Hanragitarán, vol. VI, Ereván, 1980, p. 166; Martirós Gavukchián, El origen del pueblo armenio [en armenio], Montreal, 1982, p. 64-65; Rafael Ishjanián, Cuestiones del origen y la historia antigua de los armenios [en armenio], Ereván, 1988, p. 71-73. Se basa en el parecido de Hal-di y Hay-k, y el pasaje l>y en ciertos dialectos (galis em > gayis em, “yo vengo”). El pasaje hal > hay no responde a las leyes fonéticas del armenio, y el reemplazo de -di por -k no tiene explicación; si *di significara “dios”, k debería ser sinónimo. Este último puede ser una huella del sufijo gentilicio ik (parsik y parsi “persa”, gel‘nik y gel‘ni “armenio”, djëhudik y djëhud “judío”) (Armén Petrosián, “Armyanskie etnonimii v svete mifologicheskij dannij”, en Mezhdistsiplinarniye isspegovanniia kulturogeneza i etnogeneza Armyanskogo nagoryu i sopredelnij oblastei, Ereván, 1990, p. 236). Según Maxim Katvalián (Protzess obrazovaniia perbogo edinogo gosudarstva na Armyanskom nagorye i sliyaniya aborigenniaj plemen v IX-VI vekaj do n.e., síntesis de tesis de doctorado, Universidad de Ereván, Ereván, 1980, p. 31-32), *Hay-di significa “dios armenio” (*di, singular de dik‘, “dioses”), pero no hay casos de que una deidad haya tenido un apelativo similar.
48 Gaguik Sargisián, “El orden socioeconómico, la estructura estatal y la cultura de la Armenia antigua” [en armenio], en M. Nersisián (ed.), Historia del pueblo armenio, Ereván, 1985, p. 85. Cf. Leo, Obras [en armenio], vol. I, Ereván, 1966, p. 259.